"La encantá del Pilarejo"

Cuentan que, a lo lejos del camino que lleva a la fuente del pilarejo, se podía escuchar un sonido celestial. Unos piensan que era el suave discurrir del agua, otros el bello sonido del cantar de una misteriosa dama.

Vivía en la villa de Baños de la Encina una señora de una muy digna posición. Decían que era una hermosa mujer casada por conveniencia. Su marido se marchó a la guerra y pasado un tiempo seguía sin noticias de él.

En la soledad de  su casa, esta dama se asomaba todos los días a su gran ventanal del cual ella quedó prendada de un joven campesino. Los dos quedaron locamente enamorados. Tal era la fuerza de este amor que se veían todas las noches a escondidas junto al río en la oscuridad del viejo pilar. Ella acudía a su cita cubierta por una capa blanca para que nadie la conociera. Se prometieron amor eterno hasta el último de sus días.

Una noche, el joven amante no acudió a su cita. La dama quedó triste y preocupada. Cuántos más días pasaban y el joven no acudía a su cita más grande era la pena y la angustia que ella tenía.

Ante tanta tristeza y con el dolor de no volver a ver a su amante, ella enloqueció. Seguía poniéndose sus vestiduras blancas y acudía todas las noches al viejo pilar en busca de su amor. Lloraba con tal fuerza la pérdida de su amante que, su lamento era escuchado por las gentes del pueblo, quiénes la confundían con un ser maligno, misteriosa y que moraba en las aguas del pilar.

Por eso se le conoce como "la encantá del pilarejo".